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François Asselineau, nacido el 14 de septiembre de 1957, es un político francés y un inspector general. Perteneció al Reagrupamiento por Francia (RPF) antes de crear su propio partido político, la Unión popular republicana (UPR), movimiento que propone el retiro unilateral de Francia de la Unión europea, la eurozona y la OTAN. Quiso presentarse en la elección presidencial francesa de 2012 pero no consiguió reunir las quinientas firmas procedentes de políticos elegidos, necesarias para validar dicha candidatura.


Carrera universitaria[]

Después de aprobar un bachillerato científico con matrícula de honor, François Asselineau ingresó en la Escuela de Estudios superiores de Comercio de París, en 1980. Allí, aprobó un máster de administración y se matriculó luego en la Escuela nacional de Administración, en la que consiguió el segundo rango de la carrera económica en 1985 (promoción Leonardo da Vinci).


Carrera política[]

Eligió ingresar en el cuerpo de Inspectores generales de Hacienda, con lo cual se hizo asesor del presidente del Crédito nacional en 1989. A partir de 1991, encabezó la oficina Asia-Oceanía del Ministerio de Economía, Finanzas y Comercio exterior, bajo el mandato del primer ministro Pierre Bérégovoy. En 1993, con el cambio de mayoría parlamentaria, Gérard Longuet lo nombró asesor para asuntos internacionales en el seno del Ministerio de Industria y Comercio exterior, bajo el mandato del primer ministro Édouard Balladur.
En junio de 1995, llegó a ser director del gabinete de Françoise de Panafieu, ministra de Turismo, bajo el mandato del primer ministro Alain Juppé. Luego, en enero de 1996, se volvió asesor de Hervé de Charette, ministro de Asuntos exteriores; allí se encargó de las relaciones con Asia, Oceanía y Latinoamérica así como de asuntos económicos. Por eso, preparó a fondo los viajes del presidente de la República y el ministro de Asuntos exteriores, sobre todo a China, Japón, el Sudeste asiático y Latinoamérica. Presenció encuentros y entrevistas con numerosos dirigentes del planeta, como el papa Juan Pablo II, el emperador de Japón, Nelson Mandela, los mandatarios de Brasil, Argentina, Arabia saudí, China (Jiang Zemin, Li Peng), Vietnam, Indonesia, etc.
Después de disolverse la Asamblea nacional, en 1997, volvió a la Inspección general de Hacienda y se acercó a Charles Pasqua cuando decidió éste, en enero de 1999, presentar una lista en las elecciones europeas de junio para protestar contra la ratificación sin referéndum del tratado de Ámsterdam. Unos meses después, François Asselineau se hizo consejero de Asuntos económicos e internacionales en el Consejo general de los Altos-de-Sena, que presidía entonces Charles Pasqua, antes de que éste lo nombrara su director de gabinete, de 2000 a 2004.
Al volverse presidente de dicho Consejo general, en abril de 2004, Nicolas Sarkozy se separó de él nombrándolo delegado general de la Inteligencia económica, en el Ministerio de Economía, Finanzas y Comercio exterior. Pero pronto se suprimió dicho puesto.

Compromisos políticos[]

François Asselineau, que es en la actualidad Inspector general de Hacienda y profesor en varias escuelas de comercio, se adentró en el mundo político por primera vez en 1999, afiliándose al Reagrupamiento por Francia (RPF), en el cual esperaba recobrar el espíritu del gaullismo. Miembro de la Dirección nacional, director de los estudios y portavoz del partido, François Asselineau fue elegido concejal de París en marzo de 2001 en una lista que conducía en el xix distrito de París (el 15,8% de los sufragios en la segunda vuelta, contra el candidato socialista y el candidato del Reagrupamiento por la República y la Unión para la Democracia francesa).
Después de escribir bajo seudónimos en varias revistas (en las que analizaba las razones por las cuales la construcción europea conducía a Francia, según él, a una quiebra política, económica, social y moral de gran magnitud histórica), se fue haciendo paulatinamente un pensador y conferenciante escuchado.
El 25 de marzo de 2007, día del quincuagésimo aniversario del tratado de Roma, decidió crear un nuevo movimiento político, la Unión popular republicana (UPR), “cuya meta esencial es sacar a Francia de los tratados europeos, serena y democráticamente, en conformidad con el derecho internacional”. Así lo justifica el dossier de prensa de la Unión popular republicana: “semejante ruptura decisiva es la clave para que nuestra democracia y nuestra República recobren sentido, para que se recupere la economía, para proteger nuestros derechos y beneficios sociales, para que Francia se desprenda del imperio que la sojuzga y para oponernos a las tendencias guerreras procedentes de la teoría del choque de civilizaciones. Por eso invita la UPR a todos los franceses de buena voluntad a que se reúnan, poniendo provisionalmente a un lado las diferencias entre derecha, centro e izquierda, mientras tengamos que recobrar, todos juntos, la plenitud de nuestra soberanía y nuestra democracia.”